Agradecido por todo o que le dio el futbol profesional en 14 años, el ex zaguero y capitán de Pumas de la UNAM, Joaquín Beltrán, anunció este jueves su retiro de las canchas, aunque no lo hará de forma definitiva toda vez que se sigue reparando académicamente para regresar como directivo o como estratega de algún club de la primera división.En una sencilla ceremonia realizada en la Casa Club del Académico de su alma mater, la UNAM, el universitario e hijo de universitarios estuvo acompañado de sus padres Joaquín y Luisa María y de su esposa Andrea y sus hijas Martina (4 años) y Roberta (9 meses), quienes fueron testigos de cómo se le quebró la voz a quien se despidió de las canchas al recordar su exitosa carrera no sólo en Pumas, sino en Cruz Azul, Necaxa y Querétaro.Sabedor de que el tiempo termina por cobrar una factura, el Capi Beltrán supo escuchar que su carrera había llegado a su fin en diciembre anterior cuando sólo tuvo ofertas de clubes de la división de ascenso para vestir un uniforme, por lo que tomó la decisión personal de negarse "puesto que siempre he pensado que aún tengo lo suficiente para seguir en el máximo nivel”.Una y otra vez se le quebró la voz al ex jugador, cuando leyó el texto de agradecimiento, donde dio cuenta de las alegrías que vivió en el futbol profesional, que le dieron la oportunidad de forjarse un futuro familiar, de conocer a su esposa, estar en países maravillosos y tener sensaciones que de otra forma no hubiera ni siquiera disfrutado.Emotivo, sincero, orgulloso se vio a Joaquín Beltrán cuando explicó las razones de su retiro. No fue por falta de promotor, que en realidad pocas veces no necesitó. Tampoco fue por deseo de seguirle dando todo su esfuerzo al futbol. Ya no hubo ofertas, bueno, ni siquiera la propia UNAM le brindó la oportunidad de vivir un partido de despedida.
Agradecido por todo o que le dio el futbol profesional en 14 años, el ex zaguero y capitán de Pumas de la UNAM, Joaquín Beltrán, anunció este jueves su retiro de las canchas, aunque no lo hará de forma definitiva toda vez que se sigue reparando académicamente para regresar como directivo o como estratega de algún club de la primera división.
En una sencilla ceremonia realizada en la Casa Club del Académico de su alma mater, la UNAM, el universitario e hijo de universitarios estuvo acompañado de sus padres Joaquín y Luisa María y de su esposa Andrea y sus hijas Martina (4 años) y Roberta (9 meses), quienes fueron testigos de cómo se le quebró la voz a quien se despidió de las canchas al recordar su exitosa carrera no sólo en Pumas, sino en Cruz Azul, Necaxa y Querétaro.
Sabedor de que el tiempo termina por cobrar una factura, el Capi Beltrán supo escuchar que su carrera había llegado a su fin en diciembre anterior cuando sólo tuvo ofertas de clubes de la división de ascenso para vestir un uniforme, por lo que tomó la decisión personal de negarse "puesto que siempre he pensado que aún tengo lo suficiente para seguir en el máximo nivel”.
Una y otra vez se le quebró la voz al ex jugador, cuando leyó el texto de agradecimiento, donde dio cuenta de las alegrías que vivió en el futbol profesional, que le dieron la oportunidad de forjarse un futuro familiar, de conocer a su esposa, estar en países maravillosos y tener sensaciones que de otra forma no hubiera ni siquiera disfrutado.
Emotivo, sincero, orgulloso se vio a Joaquín Beltrán cuando explicó las razones de su retiro. No fue por falta de promotor, que en realidad pocas veces no necesitó. Tampoco fue por deseo de seguirle dando todo su esfuerzo al futbol. Ya no hubo ofertas, bueno, ni siquiera la propia UNAM le brindó la oportunidad de vivir un partido de despedida.
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